martes, 9 de noviembre de 2010

CULTURA GLOBAL.

En los tiempos actuales estamos viviendo una verdadera "revolución cultural" descrita en algunos de sus efectos negativos en las sociedades modernas en la conceptualización usada por Hobsbawm (1996) de una "extraordinaria disolución de las normas sociales tradicionales, tejidos y valores, que dejó a tantos habitantes del mundo desarrollado en la orfandad y la desolación".

La postmodernidad de las sociedades actuales se ha reflejado en la tendencia de la internacionalización de valores, actitudes y patrones de comportamientos de los diferentes estratos sociales, en especial aquéllos que se identifican con características que corresponden a la llamada "clase media", más urbanizada, con mejor escolaridad, con altos niveles de rechazo a culturas autoritarias y patriarcales, con estándares y patrones de consumo más al estilo American Way of Life, etc. Este fenómeno se ha acentuado en México presentando síntomas de rechazo a valores que se considerabann tradicionales de la cultura mexicana, a tradiciones, costumbres y estilos de vida que forman la base de la imágen del "mexicano".

Lo que Giménez Montiel (1996) define como cultura "posmoderna" es "una cultura "desterritorializada" y "desespacializada", debido a los fenómenos de globalización, al crecimiento exponencial de la migración internacional y a la "deslocalización" de las redes modernas de comunicación". El fenómeno de la globalización representa un reto epistemológico para los paradigmas políticos, económicos, sociales y culturales tradicionales, los cuales necesariamente implican una dramática transformación de las identidades y tienen fuertes repercusiones en la posición del Estado-nación mexicano en el sistema transnacional de esta época de fín de milenio.

Por lo tanto, el proceso de globalización ha requerido la modificación de los instrumentos conceptuales y analíticos de los procesos culturales de nuestras sociedades. Este fenómeno de la globalización cultural viene aparejada con los fenómenos de la globalización económica, la cual pone en peligro la misma base de la integración de las naciones y su identidad nacional. La sociedad mexicana ya está participando activamente en estos procesos de globalización, y sus efectos ya pueden leerse en las actuales condiciones culturales.

A pesar de todo lo anterior, estoy de acuerdo en lo que sostenía Guillermo Bonfil (García Canclini:1996) acerca de que los procesos de globalización y modernización cultural no son necesariamente omnipotentes. El mejor activo con que contamos para enfrentar los efectos perniciosos de la globalización en la cultura, es precisamente nuestra identidad cultural nacional, la cual al decir de Fuentes en su libro El espejo enterrado, "pocas culturas del mundo poseen una riqueza y continuidad comaparables". Al respecto, conviene recordar una entrevista a Fuentes, realizada por Cayuela (1996), en la cual el escritor puntualiza: "-Las culturas, siempre lo he sostenido, se hacen a partir de encuentros. Las culturas aisladas están destinadas a perecer; no conozco ninguna cultura aislada que sobreviva. Todas las culturas europeas son fruto del mestizaje, del encuentro. Y las culturas del nuevo mundo con mayor razón."

Recientemente, el mismo Fuentes -citado por Martínez (1996)- confirma sus planteamientos: "Sabemos que el mundo en el nuevo milenio, del milenio que viene, será un mundo mestizo, que las culturas perecen en el aislamiento y sólo florecen en el impacto con otras culturas".

Es este intercambio cultural existente en nuestros tiempos en que la tercera revolución industrial, la revolución tecnológica y de la telemática, en la cual los medios de comunicación e información están estrechando los espacios y reduciendo los tiempos para facilitar el encuentro de las diferentes culturas, de tal forma, sostiene Montesinos (1995), que "el acercamiento de los mundos, el intercambio cultural, representa procesos culturales que hasta cierto punto, apuntan hacia la universalización real de la cultura. La posmodernidad en sociedades como la nuestra se expresa a partir de una hibridación entre formas de expresión de culturas modernas, tradicionales y "primitivas". Las diferencias entre las diversas sociedades se reconocen en todo el mundo, fungiendo al mismo tiempo como sustento de las nuevas identidades nacionales y regionales.

                                                              

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